Publicado: Prensa Libre/ Guatemala 4 de septiembre del 2025
¿Seguridad o clientelismo? Ramón Parellada explica cómo el presupuesto 2026 sacrifica la función esencial del Estado —la seguridad y justicia— para engordar ministerios inútiles, plagados de despilfarro y corrupción.
Se conoce ya el proyecto del Presupuesto General de la Nación para 2026. Vale la pena que cualquier ciudadano que paga impuestos se entere, pues no necesariamente las prioridades del gobierno coinciden con las de la suyas. El gobierno de Bernardo Arévalo prioriza ciertos rubros que no se alinean con la función primordial del gobierno en cuanto a seguridad y justicia.
De acuerdo con el Diario de Centro América del 2 de septiembre de este año, el ministro de Finanzas afirmó que el proyecto busca “un equilibrio para tener un presupuesto público que abone al crecimiento económico, a más empleo, pero también a construir condiciones de mayor bienestar social”. Para ello, indicó que por cada quetzal que utilice el Ejecutivo se destinarán 20 centavos a la educación de los guatemaltecos, 10 a salud, 13 a protección social y 11 al orden público, seguridad y defensa. Es decir, la función principal que justifica la existencia del gobierno, que es la seguridad y justicia, apenas tendrá el 11% del presupuesto total para 2026. Por eso seguimos tan mal en cuanto a la criminalidad en el país. Gastamos de manera excesiva y equivocada en muchas cosas que nos desvían de lo esencial, que es la seguridad y justicia.
Entre los ministerios que hay que cerrar de inmediato, considero que se encuentran el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y el Ministerio de Desarrollo (Mides). Ambos han estado caracterizados por despilfarro y corrupción. El MARN ha atrasado con su burocracia los permisos ambientales, impidiendo que cualquier empresa, construcción o iniciativa comience a funcionar. En pocas palabras, obstaculiza el desarrollo económico del país, que urgentemente necesitamos para mejorar el nivel de vida de todos. También se han conocido casos de tortuguismo y rechazos ideológicos a proyectos relacionados con recursos no renovables. Aunque este ministerio tiene asignados pocos recursos en el presupuesto, 343.9 millones de quetzales, y es menor que el del año anterior. El daño causado por el atraso en los permisos ambientales, que considero innecesarios, es gravísimo. Ahuyenta las inversiones de capital y retrasa a quienes, valientemente, han decidido invertir en el país. Los temas ambientales deben resolverse con un sistema de justicia robusto; quien causa daños a terceros debe resarcirlos. Pero si el sistema de justicia está mal y además no se le otorgan más recursos que son imprescindibles para que funcione con eficiencia y prontitud, nada se podrá hacer, por más que exista el MARN.
En cuanto al Mides, desde el inicio critiqué su existencia, por ser un ministerio clientelar, y siempre se menciona la corrupción en sus actividades. Es increíble que este gobierno haya decidido incrementar el presupuesto del Mides en un 42.4%, llevándolo a 4,100.0 millones de quetzales. No cuestiono las intenciones de quienes proponen dichos incrementos, pero, como dice el dicho, el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones.
En lo que respecta a los demás ministerios, aumentar recursos a la camisa de fuerza de la educación no la mejorará; es un barril sin fondo y los resultados son nefastos. Este es un tema para otro artículo. Mientras tanto, seguimos con una infraestructura deficiente, cárceles con reos que siguen delinquiendo y un sistema de justicia y policial desastroso. La deuda es creciente, y la pagarán nuestros hijos y nietos con más impuestos. Este presupuesto es imprudente y tiene prioridades equivocadas. Creceremos, pero porque el gobierno gasta más y mal nuestros impuestos; será un espejismo de corto plazo. Pan para hoy, hambre para mañana.